miércoles, 21 de mayo de 2008

Mi restaurante


Siempre he dicho que los restaurantes con un poquillo de grasa en las paredes le confieren un aire más castizo, como que parte de los sabores y olores adheridos a los azulejos, se suman a cada plato que sale de la cocina confiriéndole un sabor más intenso, un gusto más peculiar, como si fuese una especia secreta. Pero creo que en este caso estamos rozando la guarrez más absoluta. Yo de momento, no me he muerto.

1 comentario:

iñaki dijo...

todos quereeeemos maaasss... todas quereeeeemos maaaaas... y mas y mas y muuuuunnncho maaaasss...